Los Selenios, o Elfos de la Luna, son de las criaturas más esquivas del reino. Viven ocultos en lo alto de la montaña con el poder que las lunas les confirieron en el pasado. Sin embargo, la comunidad de los Selenios se hallaba dividida entre dos bandos que se disputaban constantemente el liderazgo de la tribu. Entre ellos es famosa una popular historia que con el paso de los años se ha vuelto una Leyenda en Avalonia. Se trata de la Dama de la noche, cuya bondad fue su perdición.
Antes de convertirse en una criatura de leyendas, la Dama de la Noche convivía con los suyos, y entre ellos era conocida como Layla. Formaba parte de la tribu de los Selenios Mayores y era una joven discípula de los Oráculos de la Luna. Creció viendo las peleas constantes entre ambos clanes. Se sentía impotente, sola, parecía ser la única que veía que esta guerra ya se había cobrado demasiadas vidas inocentes.
Una noche Layla acudió a un lago cercano e imploró ayuda a las lunas. Se sentía perdida y tal era su deseo por cambiar las cosas, que las lunas escucharon su lamento. Fue entonces cuando una roca cayó del cielo sobre el reflejo de la luna mayor. De las aguas brotó Ydris, un espejo de piedra lunar único que revela el futuro.
Ella decidió entregárselo como ofrenda de paz a los Selenios Menores, víctimas de ataques de sus hermanos. Pero estos, movidos por la venganza, lo usaron contra los Selenios Mayores. Cuando el pueblo de Layla supo lo que había hecho, la desterraron de su hogar como castigo. Acudió a pedir refugio a la tribu de los Selenios Menores, pero ellos la rechazaron también, aun a pesar de haberlos ayudado. Y así ella desapareció en la oscuridad, repudiada por los suyos y abandonada en la noche.
Esta nueva condición de los Selenios Menores hizo que las batallas se equilibraran, haciendo los enfrentamientos arduos e interminables. Por ello, los líderes de las tribus decidieron crear un tratado que perdura hasta nuestros días. Las relaciones entre las tribus no han mejorado, pero ahora sus armas descansan en sus vainas. Ydris se mantiene a salvo con los Selenios Menores, yace en espera de otra alma perdida que busque el camino.
Nunca más se volvió a ver a Layla, aunque se dice que si el reflejo de la luna presencia una disputa, un ente llorón se encargará de cesarla.